martes, 5 de abril de 2011

Malvinas 2 de enero

   El 2 de enero de 1833 los habitantes y el comandante militar  designado por el estado argentino fueron expulsados de las islas Malvinas por Gran Bretaña. Desde entonces y hasta que las islas se reintegren a la soberanía argentina, este hecho debería marcar el criterio para una política en torno a las islas Malvinas.

   Ante la consagración de un lenguaje sobre el tema que, en mi opinión, anula siglos de historia política rioplatense ejercida en el Atlántico Sur, creo oportuno insistir con los sucesos del 2 de enero de 1833.  La restricción del tema Malvinas al 2 de abril diluye los hechos más importantes que conducirán a la resolución justa de la soberanía de las islas. Es interesante notar que así como últimamente la historia del país a veces pareciera no alcanzar más que las 3 ó 4 últimas décadas, respecto al “tema” Malvinas poco o nada parece haber ocurrido antes del 2 de abril de 1982. Una de las consecuencias más visibles de este corte con cualquier hecho anterior es el surgimiento del teorema de “los isleños”, alegado por Gran Bretaña, como argumento discursivo que hasta hoy empaña la comprensión de los factores políticos que intervienen en Malvinas.

   Más importante es rescatar del olvido la expulsión política de la Argentina de las islas, circunstancia en que se vieron envueltos algunos “isleños” cuyos “deseos” no formaron parte de la “negociación” del 2 de enero (si bien el tratamiento de Malvinas se proyecta hacia las Georgias y las Sándwich, estos dos grupos tienen caracteres propios; de manera similar, cabe destacar que el tratamiento del Sector Antártico es independiente del tema Malvinas).

   Vale acudir, aunque sólo sea brevemente al remanido pero útil recurso de enumerar algunos antecedentes previos a 1833. Para no cansar al lector diremos que luego de idas y venidas, los franceses antes y Gran Bretaña en 1774 se retiran definitivamente de las islas. Desde entonces hasta 1833 se suceden 19 gobernadores españoles y 6 más designados por la Argentina. La famosa placa que dejan los ingleses antes de retirarse es llevada a Buenos Aires, pero los hombres de la Reina la recuperan durante su visita a esta capital en 1806. No la habían olvidado. Considerando la integración efectiva plasmada en la integración jurisdiccional (la constitución de autoridades y su continuidad) y la territorial (el poblamiento y el desarrollo económico y comunitario), el cúmulo de títulos preexistentes pasa a un segundo plano. Por este motivo resaltamos la transformación de la islas en una parte de los países del Plata, más allá de quien las descubriera, de la nacionalidad del buque, de la expedición o del personaje a cargo. El caso de las Malvinas puede compararse con el de la asignación jurisdiccional del extremo sur de Sudamérica, que tantas idas y venidas ha suscitado entre la Argentina y Chile. Si bien el confín de la Intendencia de Buenos Aires se determinó en el del continente, la falta de ocupación y poblamiento dejó margen para despertar el interés de la ex–Capitanía General de Chile. No está demás recordar que la primera constitución de este país señala su límite sur en el río Bío Bío (a la altura de la mitad de Neuquén). En torno a Malvinas la realidad geográfica fue más clara antes, durante y después de la independencia.

   Volviendo al 2 de enero de 1833, quizás la mejor manera de incorporar la escena de la expulsión a nuestra inteligencia sea jugando al director de cine. Sobre un paisaje típico de Malvinas podemos imaginar algunas casas en torno a la sede de la comandancia y algo/bastante de ganado (entonces bordeando las 36000 cabezas, Daus, 1982). Sin internet, sin telégrafo submarino siquiera, la llegada de la fuerza británica no tuvo más anticipación que el avistaje sobre el horizonte. Ya en tierra quien encabezara la parte inglesa debió dirigirse al comandante-gobernador Pinedo con la orden de abandonar las islas. Aquí es importante notar que en ese momento de la historia para las grandes potencias los países de la América hispana no constituían más que un remanente geopolítico sin caracteres propios. Quien tenga dudas sobre la consistencia geográfica, aunque no política, de la Argentina en esos momentos puede leer “Geografía y Unidad Argentina”, de Daus. Y para mayor seguridad compararla con la del Brasil en la misma época (tomo IV y V de Rosa, José María. Historia de la Argentina). De esta manera no es difícil imaginar el tono y la vehemencia con la que debió conducirse la fuerza británica. La escena puede cerrarse con dos planos: uno desde el barco al que debieron subir por la fuerza el comandante y los habitantes de las islas, y otro desde la costa, correspondiente a lo que vieron los “nuevos” ocupantes de las islas.

   La Argentina reclama las islas porque, al igual que las demás partes de su territorio, fueron primero asignadas a la jurisdicción española, luego ocupadas y por último conformaron la vida cultural y económica del país –es decir, política. Estas 3 etapas forman parte de lo que puede denominarse integración territorial. La ocupación del 2 de abril se suma al proceso histórico que determina que las Malvinas componen el territorio de la Argentina. Por cercanía en el tiempo, o por mayor disponibilidad de información, el 2 de abril ocupa un espacio desproporcionado en el tratamiento del problema. A raíz del carácter gradual de la expansión del Río de la Plata hacia Malvinas y el Atlántico sur no sería correcto recordar una fecha del S XVIII referente a un inicio de la presencia argentina en las islas, porque en definitiva tal inicio no existe estrictamente. Aquí  dejo abierta la pregunta, con sincera curiosidad: ¿por qué detener nuestra atención en el 2 de abril de 1982? ¿Cómo se dimensiona de forma más precisa su significado al interior de una historia territorial de 3 siglos?  

   Porque la naturaleza de la expulsión de 1833 debería llevarnos a conmemorar en primer lugar lo que vivieron nuestros antepasados aquel 2 de enero, forzados a abandonar sus hogares, desarraigados de su comunidad y despojados de su trabajo y de sus bienes.

 Por Marcelo E. Lascano

Referencias

- Daus, Federico. Las islas Malvinas. Oikos. Buenos Aires. 1982. Originalmente publicado en 1955 por la Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
- Lascano, Marcelo. El Sector Antártico en la integración territorial de la Argentina. En preparación.