miércoles, 29 de enero de 2014

La Argentina y China, un espacio de reflexión poco explorado

En los ùltimos diez años la polìtica exterior de nuestro paìs ha pegado un giro hacia China. Esto ha ocurrido en forma imperceptible o, mejor dicho, no verbalizada. Las exportaciones de soja han ido fijando, sin palabras, nuestra diplomacia. Aquì hay un raro alineamiento entre los sectores agrícolas, que hace muchos años vienen hablando de Asia, el modelo polìtico basado en el gasto pùblico, y cierta forma de concebir nuestra relaciones internacionales sobre la base de lo alternativo, llámese tercera posiciòn, o aislacionismo respecto a los principales potencias y sus relaciones internacionales.  

La rara coincidencia entre las nociones generales que el sector agrìcola tiene sobre su potencial, pensado sobre la base de Asia, y nuestra dirigencia, siempre en busca de una tercera vìa, muestra el punto hasta el cual la orientación hacia China carece fundamentaciòn o discusión, al menos explícita, política o académica, económica o cultural. Sòlo de esta forma pueden estar de acuerdo  ambos actores mencionados, inconciliables en todos los demás planos. Sobre todo, debe tenerse en cuenta que tampoco se ha puesto el tema al nivel de los compromisos entre ambos paìses. Dos aspectos, al menos, pueden tenerse en cuenta para comenzar a evaluar què relaciòn puede construir la Argentina con China.

El primero ha sido abordado por Eugenio Dìaz Bonilla en un artículo publicado recientemente en la revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, en el que analiza una de las nociones frecuentemente mencionadas por productores y representantes del sector agrìcola: aquella surgida de una aritmètica poco amiga de los datos reales, en la que China por ser el paìs màs poblado resulta ser un demandante incontenible de alimentos presa de su propio tamaño. El concepto presupone un esquema automàticamente facilitador de nuestras exportaciones, sin ninguna constraprestaciòn de nuestra parte. Dìaz Bonilla siembra valiosos datos que muestran las exportaciones de alimentos de la propia China en aumento. Aùn para quien no busque una respuesta concluyente, este artìculo es importante porque muestra la dificultad de partir de un lugar comùn en este tema, y de una suerte de comercio exterior pasivo, fàcil: vendrán a buscarnos.

El segundo, creo yo el más importante, lo ha enunciado recientemente un geògrafo francés, cuya posición en el ranking galo de mis colegas desconozco, pero bien podrìa hacerlo acreedor de un ascenso de varios puestos, por la lucidez de sus observaciones. Guillaume Giror, de la universidad de Orleans es especialista en China, y  opina sin las restricciones que pueden moderar la honestidad de los observadores originarios de países mucho más involucrados comercialmente con China. El devenir de la historia no pasa sòlo, o no pasa, por el éxito económico, y las siguientes palabras no solo evalúan tres décadas de apertura en China, si no las posibilidades de este paìs durante los próximos años o, digamos, en el mediano plazo, de continuar avanzando sobre la base de un modelo exclusivamente económico:

"(...) La polìtica de reforma y de apertura concebida como instrumento de reestablecimiento de la potencia económica al servicio de un objetivo más amplio y ambicioso, el renacimiento de la civilización china, no le ha permitido aun a China asegurar un leadership mundial incontestado, ni canalizar valores universales suceptibles de conllevar realmente la adhesión de otros pueblos, esto es, un elemento escencial para el soft power. Adicionalmente, las bases de la potencia económica china aùn son tradicionales y no le permiten a China todavìa disponer de un liderazgo tecnológico en relación con el tamaño considerable de su PBI. La potencia de China se apoya sobre una estrategia mercantilista de acumulación de divisas, y la reciente desaceleración del crecimiento del PBI chino que siguió a la crisis de los países ricos tiende a desmentir la "teoría del desacomplamiento", según la cual China puede desarrollarse siguiendo un modelo endógeno alimentado por el mercado interno y no las exportaciones. Ademàs, el crecimiento de China reposa en gran medida sobre una estimulación parcialmente de tipo político, sobre la base de grandes obras públicas cuyo costo ecológico la sociedad está cada vez menos dispuesta a admitir"

Ver; 
Giror, G. 2013. Comprendre la China aujourd`hui. La Geographie 1550, 10-15.
Díaz Bonilla, E. 2013. La Argentina y el comercio agroalimentario mundial. Perspectivas Revista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Buenos Aires 5, 64-110.

Marcelo E. Lascano