lunes, 2 de abril de 2012

Un enfoque integrado para nuestra diplomacia en el Atlántico Sur

El aplomo y el ejercicio frío de la paciencia son la clave de toda diplomacia, y vaya si Inglaterra no ha sido un país de paso preciso y si el factor tiempo no es un vector central en el tema del Atlántico Sur. De modo que debemos doblegar los aspectos más afectivos de nuestra personalidad rioplatense y proceder de forma reflexiva. El tratamiento apasionado del tema del Atlántico Sur ofrece más riesgos que certezas en el camino a recuperar Malvinas, Georgias y Sandwich y, sobre todo, puede hacer que perdamos de vista su carácter integral. En efecto, el establecimiento de nuestro país en la Antártida en 1904 constituye un jalón fundamental en la historia de nuestra presencia en el Atlántico Sur. El establecimiento de la base Orcadas, al Sur de Malvinas, desactivó en gran parte las consecuencias geopolíticas de la usurpación y expulsión cometidas por Inglaterra en 1833. Puede recordarse que entre 1904 y 1947 nuestro país fue el único con presencia permanente en el continente, presencia que se extiende hasta la actualidad.
En verdad, nuestros antecedentes históricos se proyectan hacia el siglo XVIII y no sólo para el archipiélago de Malvinas. Entre 1774 y 1810 se sucedieron ininterrumpidamente gobernadores/comandantes designados desde Buenos Aires teniendo a su cargo la autoridad política en las islas., pero aclárese que su jurisdicción ya entonces era la del Atlántico Sur, excediendo el perímetro inmediato. Estos delegados del Estado español se ocuparon en particular en monitorear la pesca realizada por otras naciones, lo que fue un temprano ejercicio en la conservación de los recursos naturales subantárticos. Subrayar adecuadamente este aspecto histórico podría ser central para nuestra política antártica, en el contexto de un Sistema del Tratado Antártico en torno a la preservación y la sostenibilidad. En 1815 El Almirante Brown alcanza los º65 S, y luego en 1820 Buenos Aires retoma la presencia política en las islas nombrando un nuevo comandante. Durante su posesión del cargo, David Jewitt ejerce jurisdicción al igual que durante el Virreynato, alcanzando el actual Sector Antártico. En una de estas ocasiones, Jewitt se encuentra con nada más y nada menos que James Weddell, a quien le señala cortésmente que se encontraba en territorio de las Provincias Unidas. Este volvería a Gran Bretaña en 1823-24, teniendo tiempo de sobra para difundir en los altos círculos a los que pertenecía, la presencia de las autoridades del Río de la Plata no sólo en Malvinas, sino en todo el Atlántico Sur. El hecho posterior de mayor importancia, relativo al tema, en mi opinión, es el establecimiento pacífico en la Antártida en 1904 durante la segunda presidencia del Grl. Roca, y a instancias del perito F. Moreno.
Nuestra identidad se constituye también a partir del territorio. Y el territorio es una entidad integral, y nuestra historia se despliega sobre todo el Atlántico Sur.  No corramos el riesgo de que Malvinas sea el árbol que nos tape el bosque, ni que los sucesos de 1982 nos hagan olvidar que la integración territorial del Atlántico Sur comenzó en el siglo XVIII completándose con nuestra presencia en la Antártida desde 1904. El topónimo “Malvinas” sólo servirá para consolidar nuestra soberanía si es utilizado como uno de los varios componentes de nuestros territorios en el Atlántico Sur. La Argentina no es un país que en 1982 se despertara con la repentina idea de que las Malvinas le pertenecían. Nuestros antecedentes de pacífica ocupación nos respaldan. Y desde la historia, como lo hicieron los Virreyes y los Gobernadores, debemos tener presente que la jurisdicción de la Argentina alcanza nuestros intereses en el más vasto Sector Antártico, en el cual hemos nuestra presencia no ha sido interrumpida.


Por Marcelo E. Lascano


Una ampliación sobre el tema Antártida y Sector Antártico puede encontrarse en

https://docs.google.com/open?id=0B7QY9mmvkaMBaWlOc0I0SlRRZmUycDQ3bE1aQjV3dw

24 de abril de 2012 - Presentación del libro Política e Historia en Julio Irazusta

18:30 hs, Centro Argentino de Relaciones Internacionales - CARI, Uruguay 1037 (entre Santa Fe y Marcelo T.)


A cargo de Marcelo R. Lascano, editor, Vicente Massot y Luis María Bandieri
Durante la presentación el libro estará en venta a un precio especial


Índice 

  1. Presentación - Marcelo Ramón Lascano
Militó tempranamente en el radicalismo, el Partido Libertador y después en la Unión Republicana, todo lo cual no le impidió encarar una verdadera empresa literaria . En 1938 mereció el Premio Municipal de Literatura por Actores y Espectadores (1937), una obra donde describe el pensamiento de reconocidas celebridades intelectuales de diferentes países. Tres décadas después, en 1971, la Academia Nacional de la Historia lo incorporó como miembro de número. 

  1. Algunos rasgos del historiador - Edberto Oscar Acevedo

En definitiva: será necesario revisar la historia. Mas, ¿con qué criterio? Dirá Irazusta:

 “Siempre traté de guiarme en el juicio sobre las personalidades salientes de nuestra historia por el servicio o el deservicio del interés nacional”

  1. Evocación de una amistad - Rogelio Alonso
Julio Irazusta explicó que el nacionalismo no era ni de izquierda ni de derecha: era una actitud ante la historia, mejor dicho ante la política –la defensa a ultranza del interés de la Nación sin permitir “que nos pongan la pata encima”, versión criolla de los consejos del Presidente Washington en su Mensaje de despedida, que hasta no hace mucho era lectura obligatoria en las escuelas de los Estados Unidos. En este encuadre poco lugar hay para las utopías.

  1. Para un balance bicentenario de “Balance de siglo y medio” - Luis María Bandieri
Irazusta pone de manifiesto algo que Ravignani ya había señalado pero que asume en nuestro autor el debido resalto: ni el país estaba “inconstituido” antes de Caseros ni quedó “constituido” en 1853 en Santa Fe, ya que se requirieron más de cinco lustros de luchas intestinas y represiones sangrientas hasta que Roca, por el cañón, estableciera definitivamente la forma estatal bajo registro de “unicato”

  1. Su concepción política según “La política, cenicienta del Espíritu” - Adalberto Zelmar Barbosa
...añade Irazusta un nuevo elemento que espanta a las mentalidades cartesianas ya que la política, según nuestro autor, se mueve permanentemente en un marco de incertidumbre. Las decisiones políticas se toman en un presente que se anticipa a lo que vendrá por eso, la habilidad del político reside en adoptar decisiones acertadas respecto de un futuro imprevisible, ya que en tanto futuro, no es susceptible de conocimiento cierto.

  1. Breve semblanza - Jorge C. Bohdziewicz
En 1935, cuando contaba con apenas 36 años, edad en la que en la mayoría se presenta lejana aún la madurez intelectual, don Julio publicó su Ensayo sobre Rosas en el centenario de la suma del poder, obra que parece culminar la parábola de un historiador y no comenzarla. Pero fue exactamente al revés. El lector podrá encontrar en esa obra, en acto o en potencia, perfectamente definidas o apenas insinuadas, en admirable síntesis, todas las ideas sobre el significado de la dictadura de Rosas en la historia argentina a la luz de la historia universal.

  1. Crítica de una biografía - Enrique Díaz Araujo
...no será semejante la comprensión abordada por un irazustiano de corte “republicano”, que la de un populista “democrático”, o el del sector de la “izquierda nacional” o del forjista. En suma, podemos dar con múltiples puntos de vista para juzgar la vida y la obra de Irazusta, en el propio espacio caracterizado como “nacional”.

  1. Realismo político y territorio  -  Marcelo E. Lascano
Invitado a disertar sobre la conciencia territorial en la historia, Irazusta elige referirse específicamente a la etapa del Virreynato (Irazusta, 1978). En su Breve historia de la Argentina (Irazusta, 1981), presenta la historia indiana de nuestro país precisamente a través de las alternativas de la conformación del espacio español en el Río de la Plata, en pugna con las incursiones lusitanas. Cabe destacar entonces la importancia que Irazusta atribuyó al territorio como dimensión conformadora de la identidad...

  1. Un revisionismo atípico – Vicente Gonzalo Massot
Reescribir la historia supuso para este fino entrerriano, admirador de Rivarol y de Burke, menos un recurso enderezado a conservar tradiciones que una disciplina capaz develar las complejidades del pasado, rastrear sus secretos ocultos, comprender la diversidad argentina y entender la deriva de las masas y de las personalidades hegemónicas del país.

  1. La libertad de pensamiento – José Luis Peco
algunos de los llamados revisionistas eran periodistas, pseudo – historiadores que hacían política con la historia y poco aportaban al conocimiento del pasado, invirtiendo el orden liberal por un antiliberalismo grosero. Por eso señalaba Irazusta, en diferentes oportunidades, que hubieron revisionistas formalistas y revisionistas realistas, los primeros reivindicaban una forma de gobierno, los segundos una obra de gobierno. 

  1. Irazusta, Paz y la misión de Florencio Varela (1843) - Mario Guillermo Saraví
Poco después el gobierno de Francia se cansó de tan costoso como infructuoso esfuerzo “civilizador”, y el almirante Mackau firmó la paz con Rosas el 29 de octubre de 1840. Si ello ocurrió fue, en opinión de Varela, porque el gobierno francés desconocía sus propios intereses, y su compromiso con los aliados del Plata, ahora reducidos a la condición de meros “auxiliares”

  1. Sobre el liberalismo de Julio Irazusta - Juan Fernando Segovia
...no es de extrañar que en sus estudios de historia argentina defienda algunos liberales que sirvieron al bien de la patria (el general San Martín, Osvaldo Magnasco, Bernardo de Irigoyen y Estanislao Zeballos, a veces Julio A. Roca); aunque señale, en nítido contraste, negativamente a aquellos que sumieron a la nación en el descalabro político y económico, en especial los hombres de la generación del '37 ...

  1. Pro y contra - Octavio Agustín Sequeiros
Ese esfuerzo por reubicar la inteligencia argentina en su tierra y sus intereses con los criterios menos sentimentales e ideológicos, es decir con los más universales que alcanzó el hombre, el esfuerzo tan logrado por repensar los éxitos y fracasos nacionales sin partidismo alguno justifican esta afirmación aparentemente escandalosa o exagerada: la obra de Julio Irazusta constituye la base irreemplazable de ese sistema nacional sin el cual se disuelve este país y cualquier otro.

  1.  Historia y Política - Enrique Zuleta Álvarez
Desde nuestros días no es fácil comprender la personalidad de Julio Irazusta. Se han alejado aquellos hombres cuya significación no se puede establecer desde los límites de las ideologías, pero que vivían el amor a su patria como una religión, que creían en su soberanía y en las posibilidades de grandeza reservadas a la Argentina porque se solidarizaban con su historia con la intimidad de lo propio. Fundían la actividad intelectual con sus compromisos cívicos y a diferencia del actual cinismo desesperanzado y escéptico, asumían sus ideas con pasión